El ex rugbier Sebastián Armenault participará en el exigente Ultramaratón "250 kilómetros del Sahara". Por cada kilómetro recorrido, las empresas que lo apoyan aportarán donaciones a cinco escuelas e instituciones asistenciales.
Se acostumbró a soportar durísimos tackles y a sortear cualquier obstáculo que se le pusiera por delante. Esa fortaleza y experiencia que acumuló durante sus 22 años en el rugby es la que aplica Sebastián Armenault para redoblar esfuerzos y no bajar los brazos en pos de un objetivo, así sea el más difícil, ahora en su rol de ultramaratonista amateur. En horas se enfrentará a un nuevo desafío: el viernes viajará a Marruecos para participar del 3 al 9 de abril de la Ultramaratón internacional "250 kilómetros del Sahara".
Este ex apertura y entrenador de juveniles de Banco Nación (el club en el que también jugaron sus hermanos mayores Esteban y Federico, campeón del Torneo de Buenos Aires en 1989 y campeón mundial juvenil en Portugal con Los Pumitas) y gerente regional de la compañía de telecomunicaciones CrossFone, también padre orgulloso de Felicitas (16 años) y Justina (13), corrió su primer triatlón en 2002. Al tiempo se sumó a un equipo de entrenamiento y en forma progresiva desde 2005 participó en carreras más exigentes como la Maratón de Buenos Aires, los 105 kilómetros "Reto a las Arenas" en el Nihuil, Mendoza, y los 80 kilómetros "Cuatro refugios" en Bariloche.
Además realizó varias proezas históricas como el "Cruce a los Andes" a pie (una prueba de 100 kilómetros que une a Argentina y Chile) en 2007 y los recorridos de 120 kilómetros por el Desierto del Sahara en Túnez en 2008, los 170 kilómetros por el Desierto del Emirato de Omán en 2009 y los 190 kilómetros por el Himalaya (cinco etapas que unen a Mirik y Maneybhanjyang) en India en octubre de 2010.
Desde el 3 de abril afrontará otro de los grandes retos del ultramaratonismo, quizás el más complejo de todos. La Carrera internacional "250 kilómetros de running en elDesierto del Sahara" es una prueba de resistencia para cualquier corredor, ya que en las seis etapas deberán atravesar a pie extensas dunas y médanos de arena, bajo extremas condiciones climáticas (40 grados durante el día y 10 bajo cero en la noche) y sin asistencia externa. Sin una jornada de descanso, los 900 participantes (varios de ellos atletas olímpicos) que representarán a 52 países completarán el circuito cargando en la mochila su propia ropa, los alimentos (bebidas isotónicas, barras de cereal energéticas y preparados deshidratados) y la carpa donde dormir. "La organización sólo nos provee una macrotienda de campaña para dormir y 10 litros de agua por día, de los cuales 1,5 litros se entregan en la salida. Luego cada 15 kilómetros hay pequeños puestos donde se repone el líquido para el aseo personal y para preparar la comida", señaló Armenault en la conferencia de prensa que ofreció esta mañana en un hotel céntrico.
Pese a sobrellevar cuatro operaciones de rodilla (dos de meniscos y dos de ligamentos cruzados), Armenault se sometió durante un año a un coordinado trabajo de fuerza y musculación bajo la preparación física de Marcelo Link (otro ex rugbier de Banco Nación) y Mario Villagra. La rutina de tres horas diarias lo llevó a prepararse en un circuito casi artesenal y alternado entre San Isidro, los bosques de Palermo, las escaleras de las estaciones de trenes y las empinadas cuestas a la vera de la General Paz. "Recuerdo que la primera vez que participé en una ultramaratón y pese a estar bien preparado, a los 5 minutos me acalambré. Cada carrera es un curso acelerado de aprendizaje, un nuevo desafío y uno no sabe con qué se puede encontrar. En este caso, cada día es un logro. El filtro será la cuarta etapa de 82 kilómetros, donde estás unas 15 horas corriendo con la carga de la mochila que pesa unos 15 kilos. Más allá del dolor físico, del frío, del calor y la distancia, la propia motivación y el objetivo que me propuse cumplir me darán la energía necesaria para llegar a la meta y está claro que valen más que un podio", afirma.
"Cada kilómetro suma esperanzas, ayudemos a conseguirlas", pensó al anotarse. Con el apoyo de ocho patrocinantes (Reebok, Codere, Omint, Oroweat, Gatorade, Mormaii, Weber y Nature Crops), Armenault le dio forma a un incentivo adicional a su propio reto. Por cada kilómetro que recorra, estas empresas y firmas comerciales harán un importante aporte económico y diversas donaciones materiales a cinco escuelas y establecimientos asistenciales.
"Reebok donará un kit de zapatillas, medias, pantalón y remera por cada kilómetro que sume; Oroweat/Bimbo entregará 10 kilos de pan; Mormaii un par de lentes de vista recetados; Weber hará lo propio con 10 kilos de cemento y otros 10 metros cuadrados tanto de pisos como de revestimiento; Nature Crops 10 barras de cereal y Omint alcohol en gel y elementos esenciales para el cuidado higiénico. Además, Codere donará un costoso respirador artificial microprocesado para la sala de terapia intensiva del hospital. Es un orgullo hacer lo que me gusta y dar una mano a entidades que tanta ayuda necesitan", enumeró con profunda emoción.
La escuelita "Nuestra Señora del Rosario" de San Fernando, el "Hogar Cura Brochero" de Vicente López (lo representa el sacerdote Juan Pablo Contepomi, hermano de los Pumas Felipe y Manuel), el hospital "Diego Thompson" de San Martín, el "Hogar para ancianos Pelliza" de Vicente López y la escuelita de frontera N° 10 "Tacuruzú" de Candelaria, Misiones, formarán parte de esta singular cruzada solidaria producto de la suma de esfuerzos y voluntades.
Sin ser un deportista de elite, Sebastián Armenault sumó a su propio esfuerzo un encomiable compromiso de solidaridad y como ejemplo de superación decidió enfrentarse cada año a nuevos desafíos. "Superarse es ganar", afirma como proyecto personal con sus 43 años. Vaya que lo lo
Este ex apertura y entrenador de juveniles de Banco Nación (el club en el que también jugaron sus hermanos mayores Esteban y Federico, campeón del Torneo de Buenos Aires en 1989 y campeón mundial juvenil en Portugal con Los Pumitas) y gerente regional de la compañía de telecomunicaciones CrossFone, también padre orgulloso de Felicitas (16 años) y Justina (13), corrió su primer triatlón en 2002. Al tiempo se sumó a un equipo de entrenamiento y en forma progresiva desde 2005 participó en carreras más exigentes como la Maratón de Buenos Aires, los 105 kilómetros "Reto a las Arenas" en el Nihuil, Mendoza, y los 80 kilómetros "Cuatro refugios" en Bariloche.
Además realizó varias proezas históricas como el "Cruce a los Andes" a pie (una prueba de 100 kilómetros que une a Argentina y Chile) en 2007 y los recorridos de 120 kilómetros por el Desierto del Sahara en Túnez en 2008, los 170 kilómetros por el Desierto del Emirato de Omán en 2009 y los 190 kilómetros por el Himalaya (cinco etapas que unen a Mirik y Maneybhanjyang) en India en octubre de 2010.
Desde el 3 de abril afrontará otro de los grandes retos del ultramaratonismo, quizás el más complejo de todos. La Carrera internacional "250 kilómetros de running en elDesierto del Sahara" es una prueba de resistencia para cualquier corredor, ya que en las seis etapas deberán atravesar a pie extensas dunas y médanos de arena, bajo extremas condiciones climáticas (40 grados durante el día y 10 bajo cero en la noche) y sin asistencia externa. Sin una jornada de descanso, los 900 participantes (varios de ellos atletas olímpicos) que representarán a 52 países completarán el circuito cargando en la mochila su propia ropa, los alimentos (bebidas isotónicas, barras de cereal energéticas y preparados deshidratados) y la carpa donde dormir. "La organización sólo nos provee una macrotienda de campaña para dormir y 10 litros de agua por día, de los cuales 1,5 litros se entregan en la salida. Luego cada 15 kilómetros hay pequeños puestos donde se repone el líquido para el aseo personal y para preparar la comida", señaló Armenault en la conferencia de prensa que ofreció esta mañana en un hotel céntrico.
Pese a sobrellevar cuatro operaciones de rodilla (dos de meniscos y dos de ligamentos cruzados), Armenault se sometió durante un año a un coordinado trabajo de fuerza y musculación bajo la preparación física de Marcelo Link (otro ex rugbier de Banco Nación) y Mario Villagra. La rutina de tres horas diarias lo llevó a prepararse en un circuito casi artesenal y alternado entre San Isidro, los bosques de Palermo, las escaleras de las estaciones de trenes y las empinadas cuestas a la vera de la General Paz. "Recuerdo que la primera vez que participé en una ultramaratón y pese a estar bien preparado, a los 5 minutos me acalambré. Cada carrera es un curso acelerado de aprendizaje, un nuevo desafío y uno no sabe con qué se puede encontrar. En este caso, cada día es un logro. El filtro será la cuarta etapa de 82 kilómetros, donde estás unas 15 horas corriendo con la carga de la mochila que pesa unos 15 kilos. Más allá del dolor físico, del frío, del calor y la distancia, la propia motivación y el objetivo que me propuse cumplir me darán la energía necesaria para llegar a la meta y está claro que valen más que un podio", afirma.
"Cada kilómetro suma esperanzas, ayudemos a conseguirlas", pensó al anotarse. Con el apoyo de ocho patrocinantes (Reebok, Codere, Omint, Oroweat, Gatorade, Mormaii, Weber y Nature Crops), Armenault le dio forma a un incentivo adicional a su propio reto. Por cada kilómetro que recorra, estas empresas y firmas comerciales harán un importante aporte económico y diversas donaciones materiales a cinco escuelas y establecimientos asistenciales.
"Reebok donará un kit de zapatillas, medias, pantalón y remera por cada kilómetro que sume; Oroweat/Bimbo entregará 10 kilos de pan; Mormaii un par de lentes de vista recetados; Weber hará lo propio con 10 kilos de cemento y otros 10 metros cuadrados tanto de pisos como de revestimiento; Nature Crops 10 barras de cereal y Omint alcohol en gel y elementos esenciales para el cuidado higiénico. Además, Codere donará un costoso respirador artificial microprocesado para la sala de terapia intensiva del hospital. Es un orgullo hacer lo que me gusta y dar una mano a entidades que tanta ayuda necesitan", enumeró con profunda emoción.
La escuelita "Nuestra Señora del Rosario" de San Fernando, el "Hogar Cura Brochero" de Vicente López (lo representa el sacerdote Juan Pablo Contepomi, hermano de los Pumas Felipe y Manuel), el hospital "Diego Thompson" de San Martín, el "Hogar para ancianos Pelliza" de Vicente López y la escuelita de frontera N° 10 "Tacuruzú" de Candelaria, Misiones, formarán parte de esta singular cruzada solidaria producto de la suma de esfuerzos y voluntades.
Sin ser un deportista de elite, Sebastián Armenault sumó a su propio esfuerzo un encomiable compromiso de solidaridad y como ejemplo de superación decidió enfrentarse cada año a nuevos desafíos. "Superarse es ganar", afirma como proyecto personal con sus 43 años. Vaya que lo lo
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